Psicopompo

Te veo salir del agua como un trance.
Goteas gutural desde la imagen, te sacas de la impronta
y advienes tras la ponderación del hueco momentáneo entre los círculos concéntricos.
Has vaciado lo solar, los truenos están en las vasijas, los rayos en la vertiente, tu vestido
en el lejano principio de la orilla.
Lo que ha sido colmado susurra y desvanece el límite engendrado por la fuerza,
primero de la espera, después de la llamada.
Nuestra es la ruina. Lo digo con la sombra de mis labios
muy cerca de la sombra de tu frente,
mientras el cielo hunde su reflejo hacia el fondo de su líquida manifestación
y el pájaro muerto remonta los nidos adentro de sus vacías cuencas.

Nuestro es el reino de la nada.
Y al fin nos sumergimos.

Antes de entrar a un poema tuyo tengo que calmar los latidos de ansiedad, durante, es salir de la persona y hallarme viva en un lugar que no tiene nombre del que jamás quisiera salir, después recuperar el ritmo respiratorio y aceptar la cruda realidad de volver a ser humana... Podría hablar años enteros sin parar de lo que para mí es leerte, de lo que significan tú y tu poesía, o de lo que considero que es sobre la tierra cada una de tus palabras.

Es un honor y una enorme felicidad que estés aquí, lo sabes, cómo te lo agradezco, cómo lo valoro en lo personal y lo poético.


Te abrazo.

pedro arguedas ibáñez escribió:

Te veo salir del agua como un trance.
Goteas gutural desde la imagen, te sacas de la impronta
y advienes tras la ponderación del hueco momentáneo entre los círculos concéntricos.
Has vaciado lo solar, los truenos están en las vasijas, los rayos en la vertiente, tu vestido
en el lejano principio de la orilla.
Lo que ha sido colmado susurra y desvanece el límite engendrado por la fuerza,
primero de la espera, después de la llamada.
Nuestra es la ruina. Lo digo con la sombra de mis labios
muy cerca de la sombra de tu frente,
mientras el cielo hunde su reflejo hacia el fondo de su líquida manifestación
y el pájaro muerto remonta los nidos adentro de sus vacías cuencas.

Nuestro es el reino de la nada.
Y al fin nos sumergimos.

Un texto inundado de fuerza y belleza, Pedro. Ciclos, tótem, levitación insurgente, aceptación, un huso plegado de figuras íntimas y hamacadas en el primer labio...

Un gusto enorme leerte de nuevo.

Abrazos,

Hallie